Los pensamientos y sentimientos son historias. ¿Quién los escribe?

 

Como guionista me tocó crear cientos de personajes, desde una joven víctima de acoso que sufre las extorsiones de su ex pareja, hasta la historia de una mujer mayor que decide adoptar a una niña que acaba de cruzar la frontera, quedando sola en un país donde ni siquiera hablan su mismo idioma. 

Atrás de cada historia que queremos contar hay personajes, y cada uno de ellos tiene que tener muy bien definida su psique. Es lo primero que hay que hacer. Antes de sentarnos a escribir, los guionistas y autores armamos grandes mapas donde describimos la personalidad de cada personaje. Esto nos permite construir con coherencia los sentimientos, los pensamientos y las acciones de cada personaje a lo largo de la historia. [L1] [L2]

Juguemos por un segundo a imaginar que cada uno de nosotros es el personaje principal de la historia. ¿Qué pasa si te digo que es posible escribir tu psicología del personaje, que pasa si te digo que cada uno de nosotros puede ser el guionista de sus sentimientos y pensamientos? Y no estoy hablando de ficción, estoy hablando de la vida real. 

Acá es donde entra la ciencia. Sería difícil y muy largo explicar todo en una publicación, pero podemos empezar por algo simple y fundamental. 

Los pensamientos y los sentimientos son las historias que nos contamos a nosotros mismos. Lo repito porque creo que tiene mucho valor. Los pensamientos y los sentimientos son las historias que nos contamos a nosotros mismos, narrativas internas que construimos para dar sentido a nuestras experiencias. 

Las historias son el vehículo de nuestras emociones y nuestros sentimientos. Atrás de cada emoción hay una historia que nos contamos. Atrás de cada pensamiento hay una historia que nos contamos. Las historias son el lenguaje con el que interpretamos y compartimos todo lo que nos pasa, nuestras vivencias y experiencias. 

¿Significa esto que si reescribimos las historias que nos contamos a nosotros mismos, podemos cambiar nuestras emociones y modificar lo que sentimos?

Sí, al reescribir las historias que nos contamos a nosotros mismos podemos influir en nuestras emociones y pensamientos. Parece ciencia ficción, pero no, este concepto se basa en varias ideas que vienen de la ciencia cognitiva.

Si hubiese que hacer una remera con una frase diría: ¨Somos las historias que nos contamos a nosotros mismos.¨ Las narrativas construyen y reflejan nuestra identidad. Las personas entendemos nuestras vidas, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos a través de las historias que nos contamos a nosotros mismos, es lo que llamaremos de narrativas internas. Entender cómo expresar y dominar la construcción de nuestras propias narrativas, es tan vital para nuestra salud mental y bienestar emocional, ya que nos ayuda a dar sentido a nuestras experiencias, a nuestros triunfos y también a nuestros fracasos, o mejor dicho, a las dificultades o problemas que vamos a tener que enfrentarnos. [Jerome Bruner, 2019] 

Imaginemos una persona, llamémosla Susana, que siempre le tuvo temor a emprender proyectos nuevos por miedo al fracaso. Su narrativa interna se basa en la idea de que no es lo suficientemente buena y que cualquier intento de emprender algo nuevo terminará en fracaso y decepción. Esta historia que Susana se cuenta a sí misma la paraliza, impidiéndole tomar iniciativas o riesgos que podrían beneficiarla personal y profesionalmente.

¿Cuál es el pensamiento de Susana? Piensa que lo mejor es no emprender algo nuevo, ya que ella no es lo suficientemente buena. ¿Cuál es la emoción que siente Susana? Miedo. Esta es la historia que Susana se cuenta a sí misma, por eso piensa lo que piensa, y siente lo que siente. Y en consecuencia, actúa como actúa, en este caso, no emprendiendo algo nuevo. 

Ahora, imaginemos que Susana empieza a trabajar en cambiar esta narrativa. En lugar de decirse a sí misma que va a fracasar, comienza a construir una nueva historia. Esta nueva narrativa se centra en el aprendizaje y el crecimiento personal. Susana empieza a decirse que cada experiencia en la vida, ya sea un éxito o un fracaso, es una oportunidad para aprender y mejorar. Esta reescritura no niega la posibilidad del fracaso, pero cambia el significado y la interpretación del mismo. En lugar de ver el fracaso como una confirmación de su incompetencia, lo ve como una parte natural del proceso de aprendizaje y un paso hacia el éxito futuro. Ahora Susana sigue sintiendo un poco de miedo, pero también aparecen otros dos sentimientos, el entusiasmo y el deseo. Estas nuevas emociones ayudarán a validar un nuevo pensamiento, y en consecuencia, un comportamiento diferente, en este caso, animarse y emprender algo nuevo.  

El aspecto más fascinante de trabajar las narrativas internas es la posibilidad de reescribir lo que sentimos y lo que pensamos. Este proceso no significa negar o cambiar los hechos de nuestras vidas, sino alterar la interpretación y el significado que les damos. Al hacerlo, podemos cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a nuestro entorno, lo que a su vez puede tener un profundo impacto en nuestras emociones y comportamientos. Este enfoque es central en varias formas de terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual, donde se trabaja para cambiar los patrones de pensamiento y narrativas internas.

Nicolás Ferrario
Talk2U & National Geographic Explorer

 
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